¿Cómo empezó en este rubro, con este negocio?
Di mis primeros pasos en este rubro, que hoy día me llena y me apasiona, a través de un compañero de trabajo. En aquel entonces, ambos trabajábamos en un frigorífico, y él ya formaba parte de las granjas integradas de Pollpar. Me había comentado varias veces de lo rentable que era el negocio. Rápidamente me entusiasmé con la idea de tener una granja y ser parte del sistema integrado, porque ya contábamos con el terreno, y mi hijo estaba terminando la carrera de Ingeniería Agrónoma en la Universidad Nacional. En febrero del 2014, me entrevisté con el Dr. Carlos Soljancic, y como en ese entonces no había cupo, recién en noviembre del mismo año, recibí su llamada de confirmación y arrancamos con el negocio.
Empezamos con dos galpones, y lo primero que hicimos fue iniciar los trámites con la SEAM porque quería estar en regla, era algo que ansiábamos con demasiada ilusión, y no queríamos que esté nada fuera de regla.
Luego, pasamos a nivelar el terreno, construir, y a conseguir todo el equipamiento. Una vez todo listo, arrancamos con nuestra primera carga de 30.000 pollitos en un galpón, mientras que a la par íbamos terminando el segundo galpón. Hoy vamos por el tercero, que está prácticamente terminado. Desde el principio mismo, cuando realizamos el estudio del terreno para cerciorarnos si era el adecuado para el negocio, nos sentimos muy acompañados por la Integradora. La primera carga se hizo el 23 de agosto, recuerdo la fecha exacta porque para nosotros era como dar la bienvenida a un hijo más.
¿Por qué eligió invertir en avicultura? ¿Dónde buscó asistencia/asesoría sobre el tema?
Es una actividad que nos gusta, mi hijo estaba estudiando la rama de agronomía con énfasis en producción animal. Consultando con distintas personas, descubrimos que la rentabilidad por metro cuadrado de una granja avícola es realmente muy buena. Para ganadería, por ejemplo, necesitábamos mucho espacio, y en aquel entonces no era una opción para nosotros. Aparte, confieso que producir alimento para la gente es una actividad que considero sumamente dignificante, y muy gratificante. ¿Quién como nosotros, con un país tan bendecido, que tenemos la oportunidad de producir para proveer alimentos a los paraguayos y al mundo?
¿Cuál cree que es la oportunidad más grande para las mujeres hoy día en este negocio?
La verdad no veo diferencia de género en este negocio, Yo voy a la par que mi hijo y mi marido, no siento que hayan ni ventajas ni desventajas. La misma empresa integradora asesora desde el vamos, por lo que yo mujer, o cualquier persona que esté con ganas de emprender en el rubro, podría hacerlo sin impedimento alguno. Yo no veo que sea una actividad privativa de los hombres. Al contrario, por mi experiencia, resultó en algunos casos ser hasta más fácil trabajar con el equipo de operadores por ser mujer. Siempre que necesitan algo o quieren consultar algo, vienen a mi.
¿Los desafíos de trabajar en este sector?
Obtener las certificaciones como gremio para lanzarnos al mercado externo. Sé que estamos en la primera fase. Es decir, se está avanzando en el tema. El desafío está en crecer y prepararnos para grandes volúmenes sin descuidar el mercado local.
El clima es desafiante. Es tan cambiante, y uno tiene que tener una infraestructura súper preparada para afrontarlo. Justamente ésta es una de las razones por las que estamos haciendo mucha reforestación. Por recomendación de nuestra Integradora, plantamos Ovenia alrededor de los galpones, siguiendo y respetando por supuesto los delineamientos de la SENACSA. Esta es una planta que en verano provee sombra, y en invierno pierde sus hojas, dejando que el calor del sol llegue a los galpones.
¿Cómo empieza el proceso para arrancar con el negocio en el rubro avícola?
Es necesario contar con el terreno adecuado, de mínimo 10 hectáreas. El mismo no debe estar inmerso en una población, y debe además ser de fácil acceso para no obstaculizar el traslado de los animales. Una vez que se hace el contacto y hay cupo, la Integradora acompaña y asesora al inversionista, asegurando de tal manera el desarrollo adecuado de la puesta en marcha del proyecto, y ofreciendo el respaldo técnico que necesita el inversionista. Esto fue muy importante para nosotros, por que mi esposo venía del rubro financiero y si bien yo trabajé en un frigorífico, no sabía mucho de avicultura. Una vez que la granja cuenta con la habilitación de SENACSA, se procede a la primera carga. La Integradora provee el alimento balanceado y la asistencia veterinaria para los pollitos. En un promedio de cuarenta días, los pollos están listos, y la misma Integradora manda los camiones que los buscan. Posterior a la zafra, hay un periodo de sanitación de los galpones, y se preparan los mismos para recibir a la nueva tanda de pollitos.
La Asociación de Avicultores del Paraguay y el Gobierno son dos organismos importantes en el rubro, ¿cómo apoyan al sector?
Se llevan a cabo charlas y seminarios para los productores de manera periódica.
Desde que empezó, ¿cómo ha evolucionado el negocio a su parecer?
Vemos bastante evolución en el negocio, no solo en la cantidad que produce cada granja, sino también en la calidad de la producción. Si bien entramos al rubro en un momento en que ya se contaba con tecnología avanzada, y el sistema de granjas integradas ya había sido implantado por Pollpar, vemos cómo éste sigue avanzando día a día. Buscamos siempre la manera de seguir avanzando y mejorar los resultados. Además, contamos también con el asesoramiento y el apoyo de los mismos técnicos de la Integradora, que por su parte se encargan de ponernos al día con los avances tecnológicos en el rubro y nos asesoran sobre cómo implementar estas tecnologías en nuestras granjas.
¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en avicultura?
Producir alimentos para el mundo. Además es una actividad que te permite trabajar en familia.
¿Cuál ha sido el aprendizaje más grande que haya tenido hasta el momento trabajando en esto?
Mucho hemos aprendido. De hecho que todos los días se aprende algo estando en la granja. Desde aprendizajes en cuanto a la crianza de los pollos, a cómo manejar y tratar con el factor humano. Como todo trabajo, tiene sus desafíos, pero hemos logrado formar una gran familia con todos los operarios que tenemos, y siento que el crecimiento personal que nos brinda este trabajo nos impulsa a seguir creciendo como empresa. Un ejemplo es la reforestación, algo que no estaba en los planes y hoy nos apasiona. Imaginate: mi marido, jubilado bancario, hoy por medio de la granja es un enamorado de sus plantas y la reforestación. Con una de las chicas que trabaja con nosotros, somos de verdad fanáticas del pollo, no te hacés idea de la cantidad de las recetas que hoy conocemos o en las que hemos incursionado gracias al pollo.
Nélida Núñez es otra entusiasta productora avícola quien ha aprendido y crecido con el rubro, llegando a desarrollar un amor particular por el mismo. Al estar la producción avícola tan asociada con nuestra tierra, nuestra economía, nuestra gente y nuestra familia, es natural llegar a sentir una verdadera pasión por ella, y aspirar siempre a seguir involucrándose y participando en su evolución.